Eficiencia hídrica regenerativa en la Cuenca del río Aconcagua (2/2)

En la parte 1, se expuso un caso donde el 100% de los cultivos de tomate y palta de la Cuenca del río Aconcagua aumentan su eficiencia en 3 peldaños en la escala (asociada a las categorías de eficiencia energética), lo que genera un ahorro anual de agua de 42.496.930 M3.

Esos 42 millones de M3 podrían tener diferentes usos en acciones regenerativas a nivel de cuenca, pero ¿cuál podría ser el impacto efectivo?

Impactos a escala real

Infiltración artificial de acuíferos

Utilizar 42 millones de M3 en recarga de acuíferos podría servir para recargar el Embalse Los Aromos (con capacidad para 35 millones de M3), que sirve para abastecer a más de 1 millón de personas en la Región de Valparaíso. Luego, aún quedarían 7 millones de M3 disponibles.

En cambio, si se utiliza para recargar las 5 zonas de acuíferos que se encuentran con sobre otorgamiento (Acuíferos 5, 6, 7, 8 y 9), cuyo volumen comprometido se encuentra con una diferencia de 466.692.167 de M3 respecto del volumen “sustentable” anual, una recarga haría posible reducir esa brecha sólo en un 9.11%.

Para que un proyecto así sea factible y la totalidad de agua sea infiltrada artificialmente durante el año en la I sección del Aconcagua, por ejemplo, se requeriría una capacidad de infiltración de 14,8 M3/s, lo que acorde a estudios del sector, corresponden a una piscina (o a un conjunto) de infiltración de 61,2 hectáreas.

Aumento de vegetación nativa

En la cuenca del Aconcagua existen 273.298 hectáreas con matorrales y praderas, mientras que 189.582 hectáreas permanecen sin vegetación, lo que supone una amplia superficie donde ubicar vegetación nativa para aumentar la infiltración y potenciar la biodiversidad.

Los 84 millones de árboles nativos que se podrían producir con los ahorros, podrían servir a su vez para (re) forestar, a densidad de 1.600 unidades por hectárea, una superficie aproximada de 52.500 hectáreas. Pero con una tasa de prendimiento del 80%, la superficie plantada que permanece viva se reduce a 42.000 hectáreas, aumentando la superficie de bosque nativo desde 240.754 hectáreas (actual) a un potencial de 282.754 hectáreas en la Cuenca del río Aconcagua.

En esta restauración hidrológico-forestal, es importante destacar el efecto de largo plazo, ya que permitiría una mejor infiltración de agua luego de cada lluvia, que podría generar un aumento de infiltración natural de acuíferos en un promedio de 25 M3/ha, por un día de lluvias con 30 mm, logrando un total potencial de 1.050.000 de M3 en la nueva zona forestada con especies nativas (considerando el supuesto inferior).

Si lo anterior lo proyectamos en un año con cerca del 50% de lluvia normal para San Felipe (105 mm de lluvia efectiva), se podría generar una recarga superficial adicional de 3.675.000 millones de M3 anualmente, durante varios años, al mismo tiempo que se aumenta la cantidad y calidad de servicios ecosistémicos disponibles.

Generación de compost

Con los 8,4 millones de toneladas de compost que se podrían generar, se podría aplicar a la superficie de cultivo de hasta 840.000 hectáreas; a tasas de 10 toneladas por hectárea (acorde al programa SIRSD de INDAP), lo que podría aumentar la calidad de suelo significativamente.

Y ya que la superficie regada corresponde a 66.748 hectáreas (según las juntas de Vigilancia de las 4 secciones), en la realidad, esta cantidad de compost serviría para realizar aplicaciones a toda la superficie agrícola regada del Aconcagua por 12 años.

Abastecimiento de agua

Estos 42 millones de M3, tratada y utilizada para consumo humano, alcanza para los 50 litros mínimos de 2.300.000 personas, todos los días del año.

E incluso, si se aumenta el monto por persona desde 50 a 200 litros (que se ha evidenciado en las conversaciones territoriales de Fundación para la superación de la pobreza), dicho volumen alcanzaría para abastecer a 575.000 personas, todos los días del año.

Esta cifra, aplicada a la realidad Chilena, se traduce en un abastecimiento cercano al tercio de toda la población conectada a APR actualmente a lo largo del país; quienes hasta el 2018, sumaban 1.787.916 personas.

Y dado que el estado de Chile invierte en agua potable para abastecer a su población, esta cantidad de agua es equivalente a una inversión estatal de hasta 546.000 millones de pesos; unas 3 a 4 veces lo invertido a nivel país en Chile, sólo entre los años 2013 y 2016, según fundación Amulén. En promedio aproximado, unas 10 veces lo invertido anualmente.

Particularmente en la Cuenca del río Aconcagua, esto tendría mucho impacto en las secciones III y IV, según se evidencia en el mapeo realizado por Fundación Amulen.

Pero, ¿en qué situación se encuentra la cuenca del río Aconcagua?

La cuenca abarca una superficie de 7.334 kilómetros cuadrados (km2), mientras que la superficie de sus acuíferos alcanza los 1.200 km2.

Tomando en consideración que la profundidad promedio de los acuíferos es de 200 metros y que su composición de relleno corresponde a una mezcla de arcilla gravosa, grava y arena gravosa, se estima que la capacidad de los acuíferos de la Cuenca del río Aconcagua sea de 42,5 kilómetros cúbicos (sólo considerando sus acuíferos libres).

Actualmente, los niveles de profundidad del “espejo de agua” (nivel freático) fluctúan entre 8 y 26 metros desde la superficie, entre San Felipe y la desembocadura del río Aconcagua, lo que implica un nivel de llenado de acuífero que varía entre 95,8% y 20%, respecto de sus niveles máximos.

Dicho de otro modo, respecto de su nivel de profundidad, existen acuíferos con hasta 80% de pérdida de nivel freático (Sector acuífero 9), mientras que otros sólo llegan a 4,2% (Sector acuífero 1).

Proyectando la realidad, más allá de lo regulado

Imaginando un escenario al 50% del déficit promediado (21% de déficit general del acuífero), el volumen total de déficit de los 9 acuíferos podría ascender a 8.9 km3 de agua.

En este supuesto, los acuíferos del Aconcagua sumados, se encuentran al 79% de su capacidad.

Si dentro de este supuesto, consideramos además, que por cada 1 L/s regulado, existen 2,4 L/s que no están regulados (acorde a Eugenio Celedón, en su caso detallado para los acuíferos de La Ligua y Petorca), la extracción real sería bastante más elevada que la reconocida por DGA.

Según DGA y las juntas de Vigilancia, los derechos de aprovechamiento permanente, para uso consuntivo suman 62,7 M3/s en esta cuenca, siendo la “oferta sustentable” un valor total de 65,1 M3/s.

Pero dado que DGA asume un “uso previsible”; que significa que una fracción del derecho usado se devuelve al acuífero, el uso previsible, en este escenario, alcanza los 18,8 M3/s (usando un factor de 0,3), muy por debajo del volumen sustentable.

Al incorporar el volumen de agua usada y no regulada a este escenario, la cifra de uso previsible se eleva a 63,9 M3/s.

Pero existe una incoherencia en el factor de uso previsible (0.3), ya que la eficiencia en la conducción de agua en la cuenca aumentó drásticamente con los recursos de CNR e INDAP, financiando revestimiento de canales y tecnificación de riego; que llevado a nivel de cuenca se traduce en menor infiltración que recargue los acuíferos.

Con un factor de 0,5, en vez de 0,3, se concluye que el uso previsible cercano al real alcanzaría los 106,6 M3/s, superando ampliamente el “volumen sustentable” definido por DGA, de 65,1 M/s.

Este déficit de 41,5 M3/s, implica que anualmente el balance de agua resulta en -1,3 km3.

Si consideramos que en el supuesto previo, los acuíferos suman una capacidad actual de 33,6 Km3 (79% de capacidad calculada), a este ritmo, en 25 años los acuíferos de la cuenca estarán agotados.

Esta información es coherente con la situación que ha venido afectando a los pequeños agricultores en los últimos años, que han visto descensos de agua en sus pozos, llegando en algunos casos a pozos secos.

La conclusión de este caso

 

No es posible realizar una regeneración de la Cuenca del río Aconcagua con las condiciones presentadas en este caso; en que se aplicó eficiencia en el 100% de cultivos tomate y palta, debido a la potencial situación de uso de agua real sobre el volumen sustentable.

Los 42 millones de M3 (0.042 Km3), que se podrían ahorrar anualmente, representan sólo un 3,23% de la brecha proyectada en este caso, en que anualmente el balance es de -1,3 Km3 de agua.

Sin embargo, la superficie de paltos expuesta, representa aproximadamente el 38.9% de las hectáreas con frutales (sin considerar Viñas); cuyo grupo domina cerca del 77.7% de la superficie regada en esta cuenca.

Por estos motivos, aunque integrar eficiencia en mayor superficie podría resultar más beneficioso aún, se requieren de más esfuerzos y medidas complementarias, para llevar a la Cuenca del río Aconcagua a un eventual proceso regenerativo.

Imaginando un futuro regenerativo

 

Según la I Encuesta de Eficiencia Hídrica de 2019, realizada a más de 500 pequeños y medianos agricultores, aún existen oportunidades enormes para seguir integrando eficiencia, según el modelo de 5 Pilares de Eficiencia Hídrica Agrícola.

Y con la cantidad disponible de experiencias documentadas con distintas tecnologías y manejos en el mundo, sería posible imaginar una reducción de consumo de agua a ⅓ de lo actual, sin perder calidad ni cantidad de cosecha.

Adicionalmente, se podrían tomar acciones regenerativas a nivel de cuenca, que funcionen en diferentes épocas del año, como las siguientes:

Verano (con mayor caudal de río y más temperatura)

  1. Zonas de conservación de glaciares y nieve
  2. Obras de infiltración artificial de acuíferos (piscinas y pozos de infiltración)

Invierno (con mayor lluvia y menor temperatura)

  1. Paisajes de retención e infiltración de agua (zanjas, mesetas, vegetación nativa, amunas)
  2. Generar glaciares artificiales durante invierno

Sería un trabajo que demandaría mucha articulación en el territorio, pero que podría resultar en una innovación sin precedentes para la regeneración de cuencas.

Sobre este tipo de implicancias y conversaciones, ya se encuentra trabajando Escenarios Hídricos, iniciativa de la Fundación Chile.

Sin embargo, en países como India, ya existen experiencias exitosas de trabajo comunitario a escala de cuenca, como los generados por la fundación Paani.

Si estás alineado con esta visión, en Eficagua queremos colaborar.

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